Alejandra Vidal
Lingüística chaqueña. Planteos y desafíos en torno a las relaciones genéticas y de contacto
Conferencista
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Alejandra Vidal
Lingüística chaqueña. Planteos y desafíos en torno a las relaciones genéticas y de contacto
En esta conferencia, coorganizada por ABRALIN y SAEL, presento un panorama de las investigaciones realizadas en el Gran Chaco sudamericano, donde se hablan lenguas pertenecientes a siete familias (guaycurú, mataguayo, enlhet-enenlhet, zamuco, arawak, lule-vilela, tupí-guaraní) y dos lenguas aisladas (chiquitano y guató). Los datos recogidos en terreno por mí (Formosa y Chaco, Argentina; Boquerón y Hayes, Paraguay), provienen de tres lenguas de las familias guaycurú y mataguaya del Chaco central.
Presentaré varios rasgos gramaticales que comparten estas lenguas. En cuanto a las guaycurúes y mataguayas, se propusieron argumentos tendientes a justificar el parentesco entre estas dos familias o por el contrario, favorecer la explicación basada en el contacto entre las lenguas. En particular, la hipótesis sobre la existencia de un área lingüística chaqueña integrada por un núcleo de lenguas fue puesta a consideración y también discutida en varios trabajos especializados. Los datos etnográficos y lingüísticos indican que podrían haberse producido variados fenómenos de contacto y de difusión. Esto es coherente con lo que se conoce sobre la organización social y la etnohistoria de los grupos. La comunicación entre ellos dependía de un modelo social caracterizado por unidades inclusivas y aliadas de grupos familiares que se desplazaban en un territorio. Además, al concentrar el mayor número de intercambios de todo tipo, delimitaban las áreas de solidaridad y conciencia histórica común. Una explicación es que los períodos de disturbios y tensiones debieron favorecer una tendencia a los préstamos de pautas culturales y lingüísticas por la intensificación de la frecuencia de la ruptura y recomposición tribal, mientras que tiempos de estabilidad deben haber conducido a la diferenciación entre ellos. Esto explicaría el fenómeno lo que se observa en las lenguas con mayor número de hablantes y con más extensión territorial, las que configuran “complejos lingüísticos” o inclusive verdaderas “cadenas dialectales” como el qom (guaycurú) y el wichí (mataguaya).