Los instrumentos lingüísticos, en este caso las gramáticas, a la vez que se proponen describir los usos prescriben modelos de lengua. De allí que podamos afirmar que la descripción gramatical tiene, en general, una dimensión prescriptiva. Ese dispositivo normativo, que implica valoración de las formas, da lugar en algunas situaciones a un discurso prescriptivo explícito, sostenido en diversos juicios de valor, que puede llegar incluso a la proscripción de los usos no aceptados. Si bien las gramáticas han estado tradicionalmente asociadas con proyectos pedagógicos, muchas de ellas han sido producidas específicamente para circular en el ámbito educativo. Estas gramáticas escolares, particularmente las publicadas en la extensa etapa de formación y consolidación de los Estados nacionales, exponen la prescripción con mayor o menor énfasis tendiendo a construir una lengua común homogénea. Si bien podemos encontrar aspectos discursivos y objetos comunes, otros como el alcance del gesto, la variedad que privilegian, los argumentos que legitiman la práctica, las autoridades a las que apelan, las tensiones entre los saberes científicos y la arbitrariedad de las decisiones dependen de las circunstancias históricas como las migraciones, los cambios en la estructura de clases o en el sistema productivo, las luchas de poder en el aparato estatal, o la procedencia de los autores, sus vinculaciones sociales, y los lugares de enunciación respectivos. En la exposición analizaremos casos de gramáticas castellanas, seleccionados por su capacidad de ilustrar la perspectiva que adoptamos, mostrando el interés del análisis contrastivo, de la categoría de campo gramático-pedagógico y de la consideración de las diferentes memorias y temporalidades que inciden en la elaboración y recepción de los textos.